Sobre la sostenibilidad del suelo industrial en Euskadi.
El título entraña una paradoja porque el suelo no es sostenible, sino que es al revés, nos sostiene.
Si ya es difícil acceder a financiación para la adquisición de suelo industrial donde iniciar cualquier actividad empresarial, se suma una nueva dificultad que restringe la oferta de suelo industrial.
Con la muy loable intención de defender la sostenibilidad del suelo se dictó la Ley 1/2005, de 4 de febrero, para la prevención y corrección de la contaminación del suelo, que estableció un régimen de protección del suelo industrial.
Esta ley obligaba a la realización de investigaciones e informes sobre el suelo para declarar la calidad del mismo. Informes que deben ser realizados por peritos y laboratorios y que encarecen el precio de venta final del mismo.
Evidentemente se dictó dicha norma en plena burbuja inmobiliaria, por lo que los costes se entendía que eran asumibles.
No quedó la cuestión ahí, y se desarrolló la ley a través del correspondiente Reglamento, en este caso, el DECRETO 165/2008, de 30 deseptiembre, de inventario de suelos que soportan o han soportado actividadeso instalaciones potencialmente contaminantes del suelo. En Septiembre de 2008 desde el gobierno no eran conscientes del coste que esto suponía.
Estaremos todos de acuerdo con esta norma, ya que el medio ambiente es un bien jurídico a proteger. Pero como toda norma, habrá que conocer su aplicación práctica.
La realidad actual es que se han incluido tal cantidad de suelos, pabellones industriales, etc. en el catálogo de suelos a examinar que ante una situación de nuevo suelo a desarrollar o construcciones a estrenar que hay en el mercado, se están abandonando construcciones susceptibles de uso, hasta llegar a la mayor de las ruinas en muchos casos.
La propia ley que busca la sostenibilidad del suelo condena a este suelo a resultar insostenible medioambientalmente.